Esta localidad situada por encima del pueblo de Mercus debe su nombre a las cúpulas talladas en la roca, que la leyenda local atribuye a brujas conocidas como "brougues".
Todos los excursionistas que recorren el sendero señalizado desde el pueblo hasta el Mont Fourcat pasan por este bosque comunal, donde, gracias a los esfuerzos del municipio en colaboración con la ONF, ahora se puede disfrutar de una zona de picnic a la sombra de los pinos y de una mesa de orientación instalada frente a una panorámica de 180 grados de la cordillera pirenaica.
Un monumento a la Resistencia completa la disposición de la zona de recepción. Durante la Segunda Guerra Mundial, los Pirineos fueron un lugar de paso para escapar de la ocupación alemana o del régimen de Vichy, o, en sentido contrario, una puerta para los aliados y los resistentes gaullistas.